W en Revista Alga


W
Javier Pérez Walias
Vaso Roto, Madrid, 2017
Poesía, 70 págs.

Para los egipcios de la antigüedad el nombre era una parte fundamental del ser de los individuos. Así, si por razones políticas había que condenar al olvido a alguna persona relevante, simplemente necesitaban tachar o borrar su nombre de monumentos y documentos, lo que en latín se llamó Demnatio memoriae, para que cayera en el olvido y, por tanto, dejara de existir.

De la mima manera, pero por razones contrarias, para el poeta extremeño Javier Pérez Walias, la letra W, -tan extraña en nuestro alfabeto latino-, le confiere no solo una parte, digamos, curiosa a su apellido, sino también una oportunidad para explicarse como individuo y como creador, y para descubrir y reivindicar sus raíces y, especialmente, su pasado familiar:

Roque Pérez Walias murió de tuberculosis corría el año de 1946.
(pág. 14)

En su reivindicación personal del pasado, el libro comienza con un encadenado de su experiencia poética con la recuperación de los que ya no están, incluyendo los títulos de algunos de sus libros anteriores:

Alargando el instante y arrojando la piedra, me dispongo a saldar / algunas cuentas con los ausentes.
(Pág. 11)

De igual manera como ocurre en otros poemas del libro, aquí "el instante" y "la piedra", que forman parte de los títulos de dos de sus libros: Largueza del instante (2009) y Arrojar piedras (2011), ambas palabras juntas forman esa onda que desde el centro se expande hacia los extremos, cuando se tira una piedra al agua. Así, el libro de Pérez Walias se llena de agua, tanto de lluvia constante como del río que fluye, tan presente en la poesía clásica castellana como metáfora de la vida. Otro elemento omnipresente es la luz en sus diversas formas. En medio de la oscuridad absoluta:

Una mota de luz cruzó una noche por el oeste.
(pag. 50)

O de luz creando contrastes, claroscuros:

Debes encontrar la luz bajo la sed y las anémonas.
(pag. 20)

La memoria, o mejor dicho, la preservación de la memoria tanto personal, como familiar, pero también la memoria de un mundo, de un tiempo que parece siempre superado por la actualidad, por las circunstancias aparentemente invariables y a menudo cambiantes del día a día, hacen de este "W" una emocionada reivindicación de la sencillez de los tiempos pasados, pero también una denuncia del silencio y las penurias que durante tantos decenios cayeron sobre nuestro país:

El hambre era la humillación previa al descabello.
(pag. 51)

Pero esa W del título es, además de memoria, un signo gráfico, una pequeña parte del idioma creativo en el que Pérez Walias se desenvuelve con maestría:

La palabra vive bajo el relámpago de mi lengua, (…)
(pág. 55)

La Historia en mayúsculas y la historia personal del poeta forman un entramado no exento de aristas y extrañamientos, donde el pasado y el presente, tal vez hasta el futuro, lo que fue y lo que pudo haber sido, lo que somos, al fin y al cabo, aquí toman la forma de treinta y seis poemas vitales y amargos, fieles reflejos de la personalidad única del poeta.