Muerte y amapolas en Alexandra Avenue en El País
Cambio de vida
La poesía torrencial de Moga, verbalmente poderosa y llena de imágenes, es un intento de respuesta a un interrogante nacido del desarraigo
La construcción de una vida nueva en plena madurez suele conllevar grandes desajustes anímicos, inseguridades y una actitud entre expectante y asombrada ante el futuro. Eduardo Moga (Barcelona, 1962) ha escrito su octavo libro de poemas, Muerte y amapolas en Alexandra Avenue, bajo esa impronta. Se trata de un libro con una estructura muy pensada y con un aliento unitario pese a su diversidad formal. La poesía torrencial de Moga, verbalmente poderosa y llena de imágenes es un intento de respuesta a un interrogante (“Aquí, ¿a qué vine? / ¿Qué sombra izó sus velas? / ¿Qué cuchillo se convirtió en antorcha?”, así comienza el libro) nacido del desarraigo, del cambio de vida, de la necesidad de adaptación a Londres.
La soledad, la incomunicación, el amor y sus contradicciones, la nostalgia, la relación distante pero solidaria con personajes que son parte de la urbe dialogan con la memoria propia y con la historia de nuestro destierro intelectual. Moga, así, nos ofrece un mosaico que se sustenta en la integración de estéticas y géneros. Desde el largo (y duro) poema escrito en verso libre y escalonado, ‘Clamor cuchillo’, hasta los textos en prosa que evocan a exiliados como Barea, Garfias o Cernuda, entre otros, con que cierra el volumen. Junto a ello encontramos largos poemas que conviven con fragmentos de diario o piezas breves, entre el aforismo y el haiku. Un libro sólido, visionario en parte y en parte realista, que es metáfora de la vida urbana en el siglo XXI.