La vida de las imagenes en Literatura y arte

CHARLES SIMIC. LA VIDA DE LAS IMÁGENES
 

CHARLES SIMIC UNA

 

CHARLES SIMIC. LA VIDA DE LAS IMÁGENES. PROSA SELECTA. TRADUCCIÓN DE LUIS INGELMO. COL. UMBRALES. EDITORIAL VASO ROTO, 2017

La obra del poeta norteamericano Charles Simic, nacido en Belgrado en 1938, está llegando al lector español con envidiable regularidad gracias, fundamentalmente, a la labor de Valparaíso Ediciones y de Vaso Roto. Gracias a ambas editoriales vamos conociendo no solo el corpus poético de uno de los autores más significativos de la poesía mundial, sino también su obra ensayística y crítica, e incluso la memorialista (Una mosca en la sopa, también en Vaso Roto), una obra que me atrevo a considerar como indisoluble de la meramente creativa. De una mezcla de estos géneros está compuesto La vida de las imágenes, en magnífica traducción de Luis Ingelmo, que lleva el acertado subtítulo de Prosa selecta, puesto que en dicho volumen tienen cabida textos autobiográficos; ensayos sobre literatura, poesía, cine, filosofía o arte; reseñas críticas y fragmentos de creación propiamente dicha, algunos ya publicado en anteriores recopilaciones.

     El volumen está dividido en siete apartados. En el último encontramos varios textos inéditos, de los cuales resultan especialmente aconsejables los titulados «Las verdaderas aventuras de la jaula de Kafka», que relata las hilarantes aventuras de una jaula en busca de un pájaro con el que pueda cumplir y dar fe de su destino y «El filósofo del insomnio», dedicado a reseñar el libro Searching for Cioran, de Kenneth R. Johnson.

     Pero vayamos al principio. El libro comienza con una selección de Palabras maravillosas, verdad callada, publicado en 1990. La filosofía y la poesía —una poesía de la indeterminación es su preferida, no en vano el autor reconoce que «hay una gran diversidad de yoes» en su interior— centran el interés de los artículos seleccionados. La reflexión metapoética subyace en la mayoría de estos textos, pero especialmente en «Apuntes sobre filosofía y poesía»: «No hay palabras —escribe— que logren describir la brecha que se abre entre, por ejemplo, ver y decir. La labor de la poesía consiste en hallar senderos a través del lenguaje que indiquen aquello que no se puede expresar con palabras». Dicha indagación metapoética continúa en el primer texto incluido en la selección del libro El vidente desempleado (1994), «El flautista en el pozo», en el que expresa sus convicciones estéticas de esta forma: «El poema es el resultado tanto de azar como de la intención. Posiblemente más del primero» o «El poema es el lugar donde el “yo” del poeta, merced a una suerte de alquimia visionaria, se transforma en un espejo en el que todos los demás nos vemos reflejados». Otros textos, sin embargo, rozan lo biográfico, aunque su misión, más que la de narrar una experiencia, sea la de construir un significado valiéndose de las estratagemas de la parábola.

     De 1997 data La fábrica de huérfanos, un libro con mayor contenido autobiográfico en el que apela a su propio origen de exiliado para afirmar que «la experiencia histórica me ha enseñado a recelar de cualquier manifestación de colectivismo». El autor contempla el desmembramiento de Yugoslavia con fatalismo porque constata que, lamentablemente, «La religión y la etnia se convertirán en la cualidad primordial para ser considerado ciudadano». Charles Simic se muestra muy crítico con el nacionalismo, cuyas consecuencias ha sufrido en carne propia: «La mayor de las locuras de todo nacionalismo es que se cree exclusivo y único, cuando, en realidad, no es más que una mala fotocopia de cualquier otro nacionalismo».

     En El metafísico a oscuras continúan las pesquisas de Simic en torno de la poesía y los poemas (en el ensayo titulado «Poesía e historia» en que expone su idea de la función del poeta en la sociedad actual: «Un poeta que se empecine en ignorar los males y las injusticias que son parte integrante de su propia época vive en el paraíso de los necios»), analiza la modernidad la obra de el Bosco, de Buster Keaton o de Joseph Cornell (a quien ha dedicado un libro completo, Dime-Store Alchimy: The Art of Joseph Cornell en 1992).

     La vida de las imágenes, cuya edición original se publicó en 2015, se completa con tewxtos seleccionados de El piano de la memoria y de El renegado (2008). Los intereses no han variado. Lo biográfico se entremezcla con la reflexión ideológica y política, lo estético con lo histórico. Las relaciones son siempre profundas y sugerentes, fruto de su propia experiencia vital pero también de su amplia erudición. El resultado no puede, por desgracia, reflejar un optimismo irresoluto porque la sociedad, lejos de caminar hacia formas más perfectas de convivencia, se ha vuelto más excluyente e injusta. Simic es un testigo excepcional y no duda en enfrentarse a sus propios demonios para denunciar este violento retroceso. Su visión despoja a la realidad de sus afeites y la muestra tal cual es, despiadada y apocalíptica. En el aspecto metaliterario encontramos quizá uno de los mejores textos de un libro que está plagado de ellos, me refiero a «El poder de la invención», en el que reflexiona sobre la obra del pintor francés Odilon Redon, con cuya obra, uno descubre a medida que lee, tanto tiene que ver la obra de Simic: «Lo borroso que confunde, lo entrevisto de modo espontáneo que no nos abandona: esa era la experiencia que él perseguía», esa es la experiencia que persigue nuestro poeta.