Animal que escribe en el blog de El mundo



 
Para muchos cubanos de las nuevas generaciones, el poeta José Martí (1853-1895) es un cómplice del Gobierno, un tipo soporífero y empalagoso convencido de que la patria es el patio de su casa y que aconsejó a Fidel Castro sobre la necesidad de atacar el cuartel Moncada de Santiago de Cuba, en 1953.
 
Hay un rechazo natural por la figura de un hombre que aparece hasta en los devaluados billetes de a peso, te mira a la cara desde millones de bustos en toda la isla y mediante una comparsa de propagandistas aparece a menudo con discursos o artículos sesgados a favor del socialismo.
 
El verdadero Martí, el poeta y el hombre atormentado, curioso, solitario, enamorado y amante de la vida, está sumergido bajo esa imagen oficial promovida por la dictadura.
 
Un libro, Animal que escribe (Vaso Roto Ediciones, 2014), del escritor y periodista Orlando González Esteva (Santiago de Cuba, 1952) viene a enseñar al Martí sensible y soñador, al habanero desarraigado, insólito, desconocido, cantor de las miniaturas y de las interioridades humanas.
 
González Esteva salva a José Martí de las parroquias convenidas por los usurpadores y lo devuelve a los lectores como un poeta absoluto a la hora de escribir sobre la libertad de su país y de descubrir la poesía contenida en el lenguaje de las luces, la persistencia de los zapatos, los asombros que pueden provocar los jabalíes, los toros y las luciérnagas.
 
Este libro del poeta González Esteva, exiliado desde 1965, comienza a liberar a José Martí de ese santón aburrido vestido de negro que, según los panfletos estatales, tiene comunicación directa con el Partido Comunista.
 

RAÚL RIVERO